“Y les dijo a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame”.
Estas palabras del Salvador que se encuentran en Lucas 9:23, son una referencia profética a la cruz que Jesús llevó al Gólgota donde fue crucificado por nuestros pecados. Sus palabras dejan en claro que, como seguidores, también debemos esperar llevar cargas únicas en la vida. Implícita en las palabras del Salvador, pero no declarada directamente, está la verdad adicional de que MI "cruz" es diferente de SU "cruz".
En lugar de ver las diferencias en nuestras cargas como algo que divide, creo que nuestro Salvador tiene la intención de que busquemos la "unión de sentimientos". Nuestras pruebas y desafíos únicos pueden llevarnos a todos a un terreno común, porque cada uno de nosotros necesita la gracia de Jesucristo para regresar a nuestro Padre. (1 Pedro 2:10) (Romanos 3:23)
Y, dado que estamos en un terreno común, Alma nos ayuda a ver que nuestro convenio de seguir al Salvador significa que vamos a...
"...llevar las cargas los unos de los otros para que sean luz;... y [estar] dispuestos a llorar con los que lloran; sí, y consolar a los que necesitan de consuelo… aun hasta la muerte, para que [seamos] redimidos por Dios… para que [tengamos] vida eterna”.
Durante Su ministerio terrenal, el Salvador resumió este convenio en los Dos Grandes mandamientos; amar a Dios y amar a nuestro prójimo. (Mateo 22:37-40)
Por lo tanto, nuestro viaje terrenal se vuelve menos sobre juzgar y más sobre empatizar, mientras nos esforzamos por vivir los mandamientos.
Nuestra obediencia es nuestra elección... nuestra "señal" a Dios. Trae las bendiciones y la alegría... y la paz del cielo a nuestras vidas, independientemente de la agitación que nos rodea en el mundo. Los mandamientos nos brindan indicadores claros en la senda de los convenios.
Nos dan la altura a la que debemos aspirar.
Sin embargo, nos enseñan la compasión de unos por otros tal como la expresó el Salvador en Su ministerio.
Cada uno de nosotros necesita el aliento, la bondad y el respeto de nuestra familia de la iglesia mientras navegamos por nuestra mortalidad, cargando “nuestras cruces”.
E, irónicamente,mi propio viaje terrenal me ha ayudado a ver que, a menudo, las cosas que podemos considerar “cargas” o “cruces” en un momento de la vida, se ven mucho más como “bendiciones” cuando se ven a través de la lente del tiempo.
Las cargas únicas que cada uno lleva tienen el poder de dar forma positiva a nuestras vidas en formas que no podríamos haber imaginado o previsto. Recuerden la sabiduría eterna del Señor, enseñada por el profeta Isaías:
“Porque como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”. (Isaías 55:9)
Esta Pascua, y siempre, que estemos más unidos al mostrar compasión y empatía por cada hermana y hermano en nuestras jornadas compartidas.
Y que cada uno de nosotros encuentre el gozo prometido al ejercer nuestra fe en Jesucristo para arrepentirnos y obedecer los mandamientos de nuestro Padre.
Los amo a todos,
Presidente Gardner